Me
encuentro a 10 segundos de empezar la midnight trail de Barcelona.
Una carrera de trail nocturna que tiene la característica
de ser muy polivalente: O llanos pisteros y corribles o subidas que
concentran muchisimo desnivel en poca distancia.
Estas
carreras son muy agónicas física y mentalmente. Es fácil medirse
en un 10.000 plano o en un sube y baja ya que controlas tu ritmo
sabiendo como responderá tu cuerpo, pero en una carrera donde te
puedes topar con una pista de 4 km seguidos o 300 metros de
escaleras... Es difícil saber
si los ritmos que llevas son los adecuados.
A
nivel estratégico no te puedes fiar de nada. Misma comparación: Si
te alejas en un puerto de montaña sabes que estás más fuerte y eso
te tranquiliza, si
te alejas en una carrera tan polivalente no sabes si el corredor que
tienes detrás es un escalador espectacular o se está ahorrando
energía para bapulearte en el desnivel.
No
planteo ninguna estrategia antes de salir: No me encuentro bien
físicamente y estoy bastante cansado mentalmente. Lo dejo 100% a la
imporvisación de carrera.
La
metereología puede ser adversa o favorable según cómo decidas
tomártelo. Hay una cosa clara, todos estamos dentro del mismo barco:
Hace frío, lluvia, la niebla es espesa y el viento frena mucho en
carrera. Pues mejor, cuanto más dura sea y menos te asustes más
favorables son para tí las circunstancias. Así que salgo indeciso
pero con la idea clara de ir a por todas.
El
primer quilómetro es para romper la carrera ya que es una pista
ancha que desenboca en una estrecha trialera. Llegamos un grupo de
unos 6 corredores
al tramo técnico. Me lo conozco muy bien pero no quiero apretar las
tuercas asumiendo el riesgo de torcedura de tobillo, hay tiempo y
distancia para destacar, este no es el momento.
La
trialera se me hace excesivamente lenta ya que se me cuela un claro
corredor de carretera delante y me ralentiza claramente mi ritmo de
bajada haciendo que dos corredores se me escapen. Aprovecho una
cresta de rocas para adelantar a este corredor por en medio de la
misma y no dejar tanta distancia. Arriesgado... sí, pero así me
salio.
Hay
que tener en cuenta que lo peor que pueda pasar cuando las
condiciones climáticas son ventosas y lluviosas es que tengas que
salir de un grupo para coger la cabeza en el primer kilómetro. Pues
eso es lo que me ocurre.
Por
suerte en el últmo tramo de bajada he podido recortar algo y la
distancia no supera los 15 metros. Hay que tener cuidado en estas
situaciones ya que si decides coger el siguiente grupo demasiado
rápido puedes incurrir en un elevado desgaste muscular que se
hubiese evitado con algo más progresivo. De todos modos, tampoco
puedes estar demasiado tiempo en medio ya que el viento te frena y no
te aprovechas.
Toca
una bajada pistera larga, por suerte no tardo mucho en cogerlos y
sobrepasarlos. Se ponen detrás de
mí y estabilizo mi ritmo
adaptándome al suyo. Poco a poco escucho los pasos más alejados. En
las bajadas pisteras el impacto es mucho más elevado de
lo normal: Vás a ritmos
altos y el salto de la zancada es más
largo.
Eso hace que el estómago me avise con los clásicos pinchazos
en el costado.
Llego
al plano de "la
carretera de las aguas"
primero y a muy pocos metros del segundo. Al quilómetro me doy
cuenta que soy más contundente en la pista de
tierra así que decido
aprovecharme y voy al límite, me
pongo a unos 3:35min/km. Hay
que tener en cuenta que luego empieza todo el desnivel.
Subo
el tramo de escaleras y la subida de tierra con muchos problemas,
noto claramente que me recortan distancia, aunque no la sufieciente.
Cuando llego arriba empieza una bajada que se convierte en un tramo
de pura orientación: La niebla es muy espesa y he de bajar muy lento
para ver las balizas y los elementos naturales que me pueda
entorpecer.
A
2 km de la llegada al tibidavo noto como el gemelo izquierdo se
empieza a tensar. Al borde de la rampa. Si eso ocurre la carrera no
es que esté perdida sino es que tendré serios problemas en llegar a
meta. Los futboleros ya sabéis como funciona esto de las rampas: Se
empieza a notar el gemelo cargado y cuando menos te lo esperas ¡PUM!
A retorcerse de dolor.
Empiezo
a pisar de lado y procurando que el pie izquierdo pise plano todo el
rato. Con la cabeza intento controlar las tensiones o pensar en otras
cosas.
"No
me puede pasar esto ahora, sería demasiado injusto"
Aguanta
el músculo y llego a la zona de meta entre aplausos y ánimos, me
doy la vuelta y me tranquiliza saber que afrontaré sólo la subida
al templo del tibidavo, así que me lo tomo con calma para evitar la
rampa. Llego a meta en primera posición.
Cuando
cruzo el arco me desplomo al suelo con la cinta entre mis manos y una
sonrrisa de lado a lado. Me levanto al poco rato y me dirijo directo
a abrazar a Patricia que me está esperando en el propio pasillo de
llegada.
¡Como
siempre corro con la equipación de Kalenji de pies a cabeza! Y para
variar no me defrauda en absoluto.
En
las carreras de montaña el planteamiento que hagas en carrera es muy
importante, pero más importante es aún, no dejarte imponer por
absolutamente nada.
Salud
y km